Dentro del mundo “fularil” se habla mucho de “domar” fulares. Esta expresión significa hacer una serie de acciones para “ablandar” un fular nuevo y dejarlo suave y agradable al uso.
La mayoría de fulares, los más populares como los 100% algodón, están fácil y rápidamente domados con un lavado y un par de semanas de uso intensivo; incluso hay algunos fulares que ya vienen suaves “de fábrica”; en cambio otros, sobretodo aquellos fulares tejidos que llevan ciertos materiales en su composición, salen tiesos tiesos de la caja!