El cáncer me esta regalando los peores y los mejores momentos de mi vida.
Un día, estaba estirada en la cama y sin querer puse la mano sobre mi pecho y noté un bultito, no le di importancia, no me dolía, aún le estaba dando el pecho a mi hijo… será eso, leche.. Un año más tarde se repitió la misma situación, pero aquel bultito era considerablemente más grande. Me lo fui a mirar, estaban a punto de pasar las peores tres semanas de mi vida.
Empezaron las pruebas y biopsias y sin darme resultados me llamaban para hacerme más pruebas. Yo preguntaba, ¿me estoy muriendo? Y la respuesta siempre era: hasta que no tengamos todos los resultados no te podemos decir…
No hacía más que pensar en mi marido y mis hijos. Cuando tuvimos el tercero sabía que iba a ser el último y me había propuesto disfrutar al máximo de la etapa bebé, de la lactancia y del porteo hasta que nosotros decidiéramos decir basta sin importar lo que opine la gente. Y de un día para otro todo se esfuma.
Me sentí culpable por estar muriéndome por no haber ido antes a mirármelo. Hasta que por fin buenas noticias, tranquilos, la cosa podría estar mejor, pero también podría estar peor, ¡ese día volví a nacer!
Ese día Joel y yo comimos juntos y entre lágrimas nos dijimos tantas cosas que empecé a pensar que valía la pena el sufrimiento de las últimas semanas. Aún recuerdo la conversación y me emociono. Fue entonces cuando decidimos no perder nunca más el tiempo, en cuanto los efectos de la quimio me lo permiten, cogemos niños, furgo y ¡a vivir aventuras!
Tras operarme, me dijeron que no cogiera peso, sobre todo con el brazo donde habían quitado ganglios, pero no coger peso y tener tres hijos no es compatible, sobre todo si el pequeño no tiene ni 2 añitos. Por eso el día que, saltándome un poco las recomendaciones, en una de nuestras excursiones, decidí volver a portear a mi pequeño y me sentí la mujer más feliz del mundo.
Agradezco a la vida la oportunidad de pasar por esta experiencia que nos está haciendo más fuertes o mejor dicho nos ha hecho ver que somos más fuertes de lo que podíamos imaginar y nos hace ¡disfrutar al máximo del tiempo en familia!
Ingrid